Raid mixto,
Mario Fernández, Marina Gago y Alejandro Muñoz.
Nuestro Raid empezó como empiezan todos los Raids; con el anuncio de los integrantes, la rutinaria preparación de una mochila, la repartición de mapas y brújulas y la utilización de estos para trazar los rumbos que venían bien descritos en los cuadernos de Raid. 220° SE dijo Alejandro, se trataba del primer rumbo; yo cogí los mapas que formaban una clara imagen de los alrededores, los orienté y tracé. Hasta Lois, exclamó Marina, era un pequeño pueblecito que mi mente recordaba haber visitado años atrás. Tras haber trazado todos los rumbos y haber dibujado la ruta empezamos a caminar. Antes de salir del campamento tras la correspondiente foto de grupo, Guille nos dijo:
-Vais a Lois, ¿no?
-Si
-Ahhhh...., vale.
La cara que puso Guille no me gustó nada, y algo me decía que lo estábamos haciendo mal.
Aun así continuamos andamos unos 5 km hasta que por arte de magia la senda desapareció; Álex y yo no sabíamos que hacer ya que la responsabilidad caía sobre nuestros hombros. Acordamos que la mejor solución era continuar hacia el SE campo a través. Al salir del bosque nos encontramos con que nos habíamos desviado bastante y lo que teníamos delante se llamaba Pico del Mediodía y medía unos 1500 metros. Esta situación nos desconcertó y decidimos subirlo campo a través hasta cruzarnos con un camino que se veía en la lejanía. Fue horroroso, los arbustos y pequeñas plantas que nos llegaban hasta las caderas nos impedían avanzar y levantar los pies; llegado al camino sólo hubo que seguirlo unos 7 km. Cuando llegamos a Lois, sobre las 5:30, y vimos a los Rutas y nos contaron que había un GR (Gran Recorrido) que iba desde el campa al pueblo. Entendí la cara de Guille.
Descansamos, pedimos comida, comimos y dormimos. Al despertar y ponernos en marcha Marina nos comentó que le dolía la rodilla; tras hablar con los monitores que nos visitaron a las 10:00 nos dijeron que continuásemos. Yo sabia que Marina no iba a aguantar, pero aun así proseguimos nuestro camino hacia el siguiente punto, el pico Yordás.
Álex y yo veíamos que a Marina le costaba cada vez más caminar; y la preguntamos en varias ocasiones si quería parar o que llamásemos al campamento. Ya a los pies del pico Yordás, cerca del camino que llevaba a éste, decidimos parar y llamar; ya que Marina tenía la rodilla muy hinchada y cada vez andaba más lento. Primero contacté con Duque, uno de los cocineros, y luego con Cristina Martín; esperamos más de media hora hasta que la pick-up llegó hasta nosotros. Hablamos con los monitores, examinaron a Marina y por desgracia se la tuvieron que llevar.
Álex y yo nos habíamos quedado solos, frente al mayor reto. Empezamos la ascensión campo a través hasta cruzarnos con el camino que llevaba al pico, después de un tiempo andado pudimos rellenar las cantimploras en la fuente. Salimos a un camino más pequeño hasta la cima. Eran casi las 16:00, por lo que sin darnos cuenta sufrimos una insolación, estábamos destrozados debido a la poco cantidad de comida que nos habían dado los habitantes de Lois. Decidimos dejar las mochilas y subir; de repente se me fue la cabeza y los oídos empezaron a pitarme, estaba exhausto, no podía con las piernas, sentía un mareo constante y notaba cómo mi cuerpo intentaba sacar energía desesperadamente, pero no la había, mi estómago estaba vacío. No pude más y me tuve que sentar, Álex siguió subiendo; cuando el estaba llegando y a mí me quedaban apenas 200 metros, en un ataque de envidia y fuerza seguí subiendo al llegar a la cima. Sólo hice unas fotos y me bajé. Álex ya había bajado, desesperado al verle le pedí que me pasase la cantimplora; bebí las ultimas gotas, decidimos descansar 1 minuto y bajar hasta la fuente. Notaba la deshidratación en la boca; bajamos vertiginosamente, las únicas palabras que dije fueron:
-Álex, más rápido.
Ya que veía que mi cuerpo necesitaba agua ya. Al llegar a la fuente, empezamos a sentir más los síntomas de la insolación y la falta de energía, nos dolía la cabeza y la barriga. Estuvimos una hora sin hablar; al quedarnos una tableta de chocolate que la utilizaríamos en caso de emergencia; decidí provocar el vómito para que mi organismo no expulsase el chocolate debido al dolor de barriga, vomité y comí una linea de chocolate, esa fue mi cena.
Al mejorar pudimos preparar la rafia, apenas sin fuerzas, y meternos al saco a las 20:00.
Nos despertamos a las 8:00 más o menos, comimos un poco de chocolate y caminamos rapidísimo hasta Liegos, al llegar pedimos comida que nuestro cuerpo apreció.
Seguimos andando y en una hora tras atravesar un río, pasamos de largo por Lario; poniendo rumbo a Acebedo.
Al llegar allí y ver a Pilar, a Carolina y a los Rangers, fuimos a la piscina natural donde se encontraban el resto de compañeros. Nos bañamos, compartimos comida, historias y alegría.
Este Raid ha sido muy duro y me ha puesto en situaciones límite, siempre recordaré el pico Yordás, pero sobre todo siempre recordaré a los compañeros y al esfuerzo que bien guiado puede transformarse en vivencias tan únicas y bonitas como esta.
MARIO FERNÁNDEZ.
Gracias a los monitores por la preparación de este Raid y por su contribución a que haya sido memorable.