¡Hijos míos! ¡Hermanos! ¿Habéis pulido ya vuestras corazas? ¿Habéis abrillantado ya vuestros escudos? ¿Habéis afilado ya vuestras espadas? ¿Habéis dado ya punta a vuestros venablos? La Titanomaquia se acerca y debemos poner todo nuestro arrojo en esta batalla, todos juntos, para que la tierra que brota a nuestro paso sólo se trague a los titanes que han ensuciado nuestras ciudades y han destrozado el hogar de nuestros protegidos.
Yo, Ares, Dios de la guerra, he puesto a la cabeza de vuestros ejércitos a los grandes héroes de Grecia, seguidlos, aprended de ellos y elevad la gloria helenística por encima del Monte Olimpo.
¡Haced que me sienta orgulloso!
Ares.
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